Traducir la Enseñanza

¡Cuánto agradecimiento se siente por esos textos que proporcionan alivio en la búsqueda por encontrarle sentido a la vida!

Traducir la Enseñanza

Es un gran alivio encontrar la información que responde a las preguntas que nos persiguen; ya sea porque encontramos la respuesta en la voz de alguien o, muy frecuentemente, en textos que traducen las enseñanzas de grandes Maestros.

¡Cuánto agradecimiento se siente por esos textos que proporcionan alivio en la búsqueda por encontrarle sentido a la vida!

Pasado un tiempo, es normal que, al volver a leer un buen libro, encontremos nuevos significados y enseñanzas.  A veces, incluso, sobre temas que ya dimos por comprendidos.

Esto ocurre porque tenemos una estructura de aprendizaje, a través de la cual nuestro cerebro clasifica la información que recibe.  Una estructura similar nos ayuda a elegir la información que damos y la forma en que la damos.  Esa característica, única en cada uno de nosotros, forma el carácter.

Podríamos decir que, permanentemente, estamos traduciendo la vida hacia y desde nuestro interior.  La realidad es interpretada, traducida a nuestros términos y luego nuestras conclusiones y decisiones son expresadas, traducidas, en los términos que consideramos adecuados.

Somos expertos traductores. Pero, ¿es nuestra traducción justa?

El camino espiritual es un proceso de despertar la consciencia.  Y la consciencia no es otra cosa que la capacidad de discernimiento, la capacidad de percepción.  Este proceso se entiende como recibir más luz, pues nos permite percibir, ver, cada vez más.  De ahí el concepto de iluminación interior.

Nuestra consciencia es el traductor que, en el transcurrir de la vida, se va desplegando hasta alcanzar un límite natural.  Este límite es una barrera infranqueable que se alcanza al haber desarrollado todo nuestro potencial. Normalmente, encontrar esta barrera, desencadena una crisis existencial.

Aceptar esta crisis supone aceptar la idea de que «realmente» no hay una barrera.  El wu wei, la no acción, es la espera con la íntima certeza de que algo ocurrirá, no importa cuándo. Puede ser ya mismo. Supone vivir conscientemente en el presente. La energía de la espera paciente, humilde, serena, muele despacio, pero muele.

Y, en algún momento de este proceso de desarrollo, somos tocados por una Luz Superior, lo cual da lugar a un segundo tipo de desarrollo vital paralelo: el despertar de una consciencia espiritual.

Todos los seres humanos fuimos dotados de una semilla de esa Luz, que se manifiesta en nosotros como una suave voz en lo mas interior por lo que, seguro, que esto resuena en ustedes como verdad.

En esta situación, todos nos vemos ante la necesidad de realizar una especial traducción, es decir, traducir esa voz interior en conceptos que nuestro yo natural, nosotros, podamos entender.

¿Cómo lo hacemos? ¡Es una paradoja!  Parafraseando a Lao Tse “se recorre el mundo, sin salir de casa”.  Somos seres limitados que portamos la semilla de lo infinito.

Respondemos a la llamada de esa Luz, con nuestra intención, una intención libre de todo apego que tiene necesidad de dar un paso.  Nuestros esfuerzos en ese sentido posibilitan, a la consciencia espiritual, dar el paso necesario en cada momento.

Es un camino hacia la Fuente de donde fluye la voz que hemos estado traduciendo.

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Fecha: diciembre 8, 2020
Autor: Carlos Santa Cruz

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