(Viene de la Parte 3)
LOGON: El camino espiritual conduce al verdadero yo. ¿Qué significa el verdadero yo para usted?
Herrle: El verdadero yo yace oculto en las profundidades de todas y cada una de las personas. En contraste con las metamorfosis pasadas y presentes experimentadas en nuestra biografía, es la identidad insondable del ser humano. Desafortunadamente es desconocido para muchos, ya que es inaccesible para la mente racional y está agobiado por identidades falsas construidas en el curso de nuestras vidas. Debemos buscarlo y explorarlo. Para mí es una fuente de inspiración.
¿Quién es el hombre antes de que el verdadero yo se realice?
Hace más de treinta años, Derek Parfit[1] conmocionó al mundo con el mandato de que uno debería abandonar la creencia en una identidad humana fija. De hecho, se puede considerar la identidad como un conjunto de reflejos, acuerdos culturales y factores hereditarios carentes de identidad estable. Sin embargo, la promesa para la humanidad radica precisamente en esta construcción: ir más allá de uno mismo, reconocerse como parte del cosmos y de la Tierra y, por lo tanto, darse cuenta de su verdadero yo e identidad como ser humano.
¿Quién es uno después? ¿Se trata de despertar o de una transformación del ser, o…?
Se trata de la transformación del ser. El ser humano está en constante cambio. Un hombre de setenta años no es el mismo que cuando tenía diez, veinte o cuarenta años de edad. Esto es normal. La pregunta, sin embargo, es si es cierto y en qué medida se realiza un tipo particular de transformación, a la cual me gustaría llamar “la llegada de la conciencia del verdadero yo”. El espíritu se expresa en este yo. Mi vida se vuelve así diferente, incluyendo mi relación con la naturaleza y con otros seres humanos. Esta es la verdadera transformación del ser.
¿Se puede decir algo acerca de quién recorre realmente el camino?
El verdadero yo no existe para sí mismo, sino para la realización, para los demás, uno podría decir que para su «revelación». Lo abstracto requiere algo concreto en lo que pueda expresarse y ser experimentado. Su camino conduce a lo concreto, a la «realización». Esto solo es posible, sin embargo, cuando el ser humano hace espacio para ello en la vida de uno; cuando -como se expresa en el Tao Te King– existe un recipiente para ello. Este espacio debe ser creado y nutrido, porque está constantemente asediado por todo tipo de objetivos, miedos y expectativas. Crear este espacio es la misión y el camino del hombre mortal.
¿Cómo valoras la importancia de realizar el ego para la vida diaria? ¿Y para la humanidad en general?
Todas las grandes religiones e innumerables maestros espirituales -cada uno en su propio tiempo y en su propio idioma- han aludido a este camino interior, que simultáneamente conduce hacia afuera. La religión como concepto que proyecta la realización de la vida a un cielo inalcanzable o al futuro remoto, simplemente nutre la fantasía. Fue y siempre es una cuestión de conexión con la vida cotidiana. Si es cierto que la alteración del ser es en última instancia la meta de la vida, entonces la vida cotidiana no es solo la prueba crucial para el crecimiento interno, sino también la manifestación perceptible de una vida fuera del verdadero yo.
Gracias, Sr. Herrle, por esta entrevista.
Peter Herrle
Nacido en 1947, el Prof. Dr. Peter Herrle enseñó urbanística internacional y arquitectura en la Technische Universität Berlin y la Universidad Tongji, Shanghái. Centrándose, entre otras cosas, en las conexiones entre la arquitectura y la identidad cultural, asesora a organizaciones internacionales y ONG, siendo Asia el centro de su actividad. Es miembro de la Dirección Espiritual Internacional de la Rosacruz Áurea.
[1] Derek Antony Parfit (1942-2017) fue un filósofo británico que se especializó en identidad personal, racionalidad y ética. Es ampliamente considerado uno de los filósofos morales más importantes e influyentes de finales del siglo XX y principios del siglo XXI.
