Mi vida es rica. Estoy agradecido por todo lo que se me da y aun más agradecido por todo lo que consigo y puedo dar. Estoy agradecido por la sensación de moverme en el gran flujo de las cosas y de la vida, y ser movido por ella.
Es un movimiento hacia algo que todavía no conozco o, explicado mejor, de lo que no soy plenamente consciente, pero que sí sé de alguna manera. En realidad, tampoco es un movimiento hacia algo, no es un movimiento lineal que toma tiempo para llegar allí.
No, es más como crecer dentro de algo. Una especie de expansión, un aumento de tamaño, pero no que yo aumente, sino más bien un crecimiento de tal manera que la frontera del ego se vuelva más permeable. El presentimiento y también la experiencia de estar conectado, sin perderme a mí mismo, a mi ser interior.
Por el contrario, mi ser se vuelve más claro, más perceptible para mí, puedo reconocerlo más al volverme más permeable.
Surge algo nuevo y familiar, que soy y que me llama, algo que siempre ha estado y siempre estará ahí, porque está fuera del tiempo. Pero al vivir dentro y fuera de la conexión con lo que es, lo que está en el tiempo, de alguna manera se crea aquí y ahora, de una manera nunca antes vista.
De esta manera creamos algo desconocido, que siempre ha estado ahí y ahora puede revelarse a través de nosotros.
